«Licantropia» segons el blog Nullediesinelinea
14 febrer, 2013
Ens permetem enllaçar i reproduir la que, ens sembla, és la primera crítica de Licantropia sorgida d’un blog. Ha aparegut en el blog Nullediesinelinea i al principi sembla que mossegui i faci por…
Raramente una primera novela da muestras de tanto talento literario. Uno va captando, mal que le pese, fallos de ritmo, personajes deslabazados, situaciones mal resueltas, descripciones fallidas, acciones con escaso nervio, diálogos demasiado ampulosos, literarios o, en el otro extremo, simples, reiterativos, obvios. La mayoría de las veces una ambición literaria que no se corresponde con el talento que se muestra. Pues bien, en el caso de Carles Terès me satisface decir que nada o muy poco de lo apuntado es captado por quien este suscribe, aceptando de entrada que al ser una novela escrita en catalán –y a pesar de mi familiaridad con esa lengua– posiblemente se me hallan pasado por alto defectos gramaticales o de estilo que un catalán bien informado detectaría de inmediato.
Pero a mi falible entender de veterano crítico literario, cualquier aficionado a la lectura puede disfrutar largamente de esta novela primeriza –aunque el autor sea un veterano en edad– de 252 páginas que me fue encarecidamente recomendada por el librero Serret. Hay garra de escritor en Terès, un diseñador gráfico de vocación literaria que compagina su oficio artístico con colaboraciones periodísticas (creo que este periódico ya conoce su firma) y relatos.
Quizá uno, que es gato viejo en estos menesteres de libros, editoriales y lectores, hubiera trabajado más el título. “Licantropía” es innecesariamente nominal y obvio, intenta ser llamativo pero resulta poco adecuado para la calidad novelística que contiene. De hecho un título así ya descarta de forma natural a un tipo de lector que es el naturalmente buscado por el estilo del autor y su enjundia narrativa. La novela fue premiada con el Guillem Nicolau, convocado por el Gobierno de Aragón y publicada por Edicions 1984.
La historia obviamente trata de hombres lobo, de una maldición que se desarrolla a través de los siglos y que acontece en las tierras de la franja. La ambientación de estos lugares y pueblos que nos rodean, es excelente y evocadora. Así como el cuidado en el lenguaje, en los personajes y en los diálogos que van desde el mundo rural a personas cultas y cultivadas de nuestra época que eligen vivir en esta zona privilegiada.
Terés cuida los nombres ficticios dentro del paisaje real. Y así nos habla de Pobla de LLobosa, en el año 1759, de la mano de un sacerdote cuya labor misionera es llevar la fe y la obediencia de la Iglesia a personas aisladas por estos montes y campos. El mossén es alojado en el mas dels Torrent, el más rico propietario de la zona, y allí vive una angustiosa experiencia relacionada con misterios terroríficos de la familia, en los que el lobo tiene una esencial categoría existencial.
Sin abandonar el tono de leyenda de terror, Terès tiene la habilidad de colocar ese misterio en un ambiente contemporáneo limitándose a narrar experiencias y palabras de los personajes que van, gradualmente, creando una atmósfera y un escenario donde esa licantropía va insinuándose una y otra vez, tamizada por el velo de lo posible, aunque improbable. Un juego lógico y narrativo con el que el autor envuelve al lector con maestría sorprendente en un escritor novel.
El protagonista de nuestro tiempo, un fotógrafo joven, Lorenzo, casado con una muchacha de la zona (médica), Laura, va introduciéndonos en el misterio central de la novela (ya anunciado por el primer capítulo) al mismo tiempo que él lo hace a través de la familia de su esposa y del libro manuscrito del misionero. El amor a esta tierra, los paisajes, la libertad que se respira en montañas y campos del Alto Matarraña, muestran una luz distinta, siniestra y legendaria a través de la sensibilidad del protagonista, que no quiere creer en las terroríficas leyendas que parecen estar tan relacionadas con su familia y su persona, para asombro y horror de un hombre cultivado del siglo XXI. Para ello juega con los elementos básicos de las novelas góticas, el miedo como clave maestra y la violencia como su manifestación.
Los giros dialectales del catalán de la Franja y del Matarraña creo que son empleados por el autor con bastante oficio (aunque ese es un extremo que, como dije antes, me resulta difícil seguir) pero en todo caso la adecuación del lenguaje al mensaje literario que persigue Terès me ha resultado bastante evidente. Y eso no sólo es un acierto, es un sello de distinción.
Como lo es también el hábil alejamiento del autor de cuestiones morales o de planteamientos éticos sobre la acción, mostrando una curiosa y atractiva ambivalencia en la que, junto al horror de lo extraordinario, se destaca un gusto brillante por las sensaciones de poder físico, libertad y esplendor animal evocados en la acción.
Lector confeso de Lovecraft, Terés enseña sus cartas ocultas, haciendo que su protagonista, Llorens, también tuviera al autor de los Mitos de Cthulhu como referencia, para reconocer (pag. 80): “A la vora d’aquest horror còsmic, el personatges tradicionals de las històrias de por (Drácula, Frankenstein, l’Home Llop) li semblaven puerils protagonistes dels contes a la vora del foc”. Y es justamente lo que busca Terès con su novela, no relatar un cuento de miedo tradicional y pueril, sino ofrecernos, con un guiño, una historia en la que el terror sea “cósmico”, ponga en cuestión la “normalidad” de lo cotidiano en pleno siglo XXI, en una zona idílica que de pronto muestra ese terror incardinado en la belleza y la soledad y que no se resuelve con un susto o un grito, sino que trata de asentarse en lo más profundo de la psique. Que lo haya conseguido o no, es cosa de opiniones y de lectores. Pero que lo haya intentado y con tal calidad, es cosa de un escritor al que habrá que seguir con atención.
FICHA
“Licantropía”.- Carles Terés.- Ediciones de 1984. 252 págs..
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Una crítica profunda i molt ben argumentada del company columnista (a qui encara no tinc el gust de conèixer personalment) Alberto Díaz Rueda. Mai no em perdo les seues crítiques de cinema i literatura ni les excursions que ens recomana. Ara he tingut la fortuna de passar per la seua esmolada anàlisi.